Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir,
para instruir en justicia; dice 2 Timoteo 3:16.
La palabra de DIOS no está muerta, ¡está viva y actúa en nosotros cuando la leemos,
meditamos y obedecemos!
Cuando estudiamos la Biblia, no estamos simplemente leyendo palabras… estamos
encontrándonos con el mismo Dios del universo y el único.
En sus páginas descubrimos quién es Él, quiénes somos nosotros, cuál es nuestro propósito,
y cómo vivir con esperanza, paz y poder en medio de cualquier circunstancia.
Pero hoy quiero hacerles una invitación personal:
¿Te has propuesto realmente conocer a Dios más profundamente?
¿Has sentido en tu corazón que necesitas renovar tu mente con la verdad divina?
¿Quieres ver cómo la Palabra de Dios transforma tu vida, tus relaciones y hasta tus
decisiones diarias?
No se trata solo de leer un versículo al día, aunque eso también bendice…
Se trata de comprometerse con el estudio serio, constante y apasionado de la Palabra de
Dios.
Porque cuando estudiamos la Biblia:
Recibimos sabiduría.
Encontramos dirección.
Alimentamos nuestra fe.
Fortalecemos nuestro espíritu.
Y creamos una base firme para nuestra vida.
Así que hoy les digo con todo el corazón:
¡Aprovechemos cada momento para conocer más al Señor Yeshúa o Jesús!
EL dijo: Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres; (Juan 8:32).
La libertad, la paz, la restauración, la sanidad emocional y espiritual… están en la Palabra de
Dios.
Les presento esta oportunidad no como un deber religioso,
sino como una aventura espiritual ,
una invitación personal del Padre Celestial a sentarnos a sus pies,
a escucharle, a aprender de Él,
y a dejar que Su Palabra produzca fruto en nuestras vidas.
¿Quién quiere responder a esta invitación?
¿Quién quiere crecer en el conocimiento de Dios y permitir que Su Palabra haga milagros en
su vida?
¡Vamos juntos! La Palabra de Dios nos espera.